Ficha preparada por la Lic. María Sonia Wisnivesky para uso interno de la materia
Texto preparado a partir de la siguiente bibliografía
1.- Clemente Diaz, Miguel. “Psicología Social”.Eudema, 1992. (Cap.17).
2.- Farr, Robert. “Las representaciones sociales”.(Cap. 14) de Moscovici, S. “Psicología Social”. Tomo II. Paidos, 1986.
3.- Carugati F. y Palmonari, A. “A propósito de las representaciones sociales”. Revista Anthropos, Nº 124. Sept. 1991. Barcelona.
4.- Doise, W. y Mugny , “Veinte años de Psicología Social en Ginebra”. Revista Antrhopos Nº 124.
5.- Bourdieu, Pierre. “Espacio social y poder simbólico” Del libro: “Cosas dichas”, Paidos.
6.- Raiter, Alejandro. (2002). Representaciones Sociales. Edit. Eudeba.
- INTRODUCCIÓN:
“Representación” es un vocablo que proviene de la filosofía clásica ; ya antiguamente se lo utilizaba para indicar que el sujeto se presenta a sí mismo, “mentalmente”, un objeto del mundo exterior; implica un estado de conciencia, un “darse cuenta” de un determinado contenido mental . Desde hace unas décadas, las disciplinas cognitivas lo han retomado como un eje en el que convergen teorías y metodologías; se considera que nuestros pensamientos son representaciones que se presentan como proposiciones (que son estructuras “lingüísticas” internas) o como imágenes mentales,( que son réplicas isomórficas (pero no idénticas) de los objetos.)
Las representaciones son formas del pensamiento de mentes individuales. El psiquismo mismo consiste en la emergencia de representaciones con afectos concomitantes. Puede postularse que el psiquismo es la capacidad para hacer surgir la representación, puesta en lenguaje o en imagen. La psique es un elemento formativo de representaciones que existe en y por lo que forma.
Podemos preguntarnos: Cómo se articulan lo mental-individual y lo social, las representaciones psíquicas subjetivas y lo compartido como las visiones de mundo y las “mentalidades” sociales?
Se trata de una dialéctica: lo representacional es un producto de la experiencia concreta, acumulativa y cotidiana en las distintas regiones del “espacio social”. Los sentidos compartidos se construyen en la cotidianeidad de la comunicación o intercambios semióticos (articulación de signos en distintos lenguajes, naturales y artificiales...), en la producción de textos y de discursos sociales más amplios. Sin embargo, la participación conjunta de las mismas experiencias cotidianas no garantiza la completa identidad de pensamiento. Recordemos que para Charles Peirce todo signo evoca otro signo, un “interpretante” en el que se producen operaciones de inferencia, atribución, e interpretación. Y en esta instancia interpretativa juegan las diferentes “resonancias subjetivas”.
Pero los acuerdos, las transacciones, las convergencias existen y posibilitan el lazo social. De allí la creación de códigos que son reglas sociales que estipulan el uso de los signos con fines compartidos y establecen consensos en el universo de la significación. Todo código, siempre, necesariamente, es social.
¿Es, quizás, a través de los códigos donde se mezclan las aguas, como en las confluencias de los ríos, del procesamiento subjetivo y el anclaje social?
1. La teoría de las “representaciones sociales” es introducida en las ciencias sociales actuales por Serge Moscovici en 1961. Proveniente de la sociología; es un concepto que había sido utilizado por Emile Durkheim .
El término “representación social” es un constructo teórico y su primera definición, demasiado general, decía : “Las representaciones sociales son principios generadores de tomas de posición, ligados a las inserciones específicas en un conjunto de relaciones sociales”. Si analizamos esta primera formulación vemos que se refiere a ideas, o también podríamos decir, formas ideológicas compartidas por grupos o colectivos humanos, que dan lugar a que se adopten determinadas actitudes o posicionamientos.
Posteriormente otros teóricos añadieron una serie de indicadores que ayudan a la comprensión de este concepto, como ser:
¨ Las representaciones sociales son expresión del pensamiento natural o sentido común. No es el pensamiento del científico en tanto tal ni el de un “mundo profesional” especializado. Es el pensamiento de hombres y mujeres comunes y corrientes que juzgan, creen y opinan desde sus propias experiencias cotidianas, desde “el mundo de la vida” (1).
¨ Las representaciones sociales se refieren a “objetos sociales”, o sea, objetos públicos (2) que pueden ser personas, hechos, acontecimientos, problemas, etc., que por alguna razón interesan a amplios colectivos humanos.
(Es imposible trazar un inventario completo de los objetos públicos sobre los que se producen y circulan representaciones sociales. Son incontables y se renuevan permanentemente. A modo de ejemplo, podríamos preguntarnos y, de hecho, realizar una investigación, acerca de las representaciones sociales que circulan sobre la reducción del presupuesto a la educación, sobre la corrupción política, etc. para citar sólo casos a los que en este momento los distintos grupos sociales están prestando atención. Hay objetos más persistentes que los mencionados, sobre los que se forman representaciones sociales más estables, como ser, por ejemplo, la familia, el divorcio, la universidad, otras naciones y razas, el Sida, los docentes, la contaminación ambiental, etc., etc..)
¨ Una representación social es compartida por grupos o colectivos más o menos amplios (por ejemplo, clases sociales, generaciones, congregaciones, fieles de una determinada religión, grupos de trabajo, militantes de un movimiento político, equipos, miembros de una institución, hinchas deportivos, consumidores, etc., etc.). Los grupos o colectivos “naturalizan” las representaciones sociales, las incorporan como “la realidad” o “la verdad”, y las justifican, construyendo así su visión del mundo.
¨ La representación social internalizada resulta ser una guía para el comportamiento y las interacciones. Los sujetos generalmente se comportan de acuerdo a las representaciones compartidas que sustentan; como ellas constituyen una forma de pensamiento que clasifica y explica a los objetos sociales, también dispone actitudinal y afectivamente para determinadas reacciones respecto a dichos objetos.
Una definición actual, más adecuada, sería: Las representaciones sociales son modelos imaginarios de evaluación, de categorización y de explicación de la realidad entre actores sociales, que conducen hacia normas y decisiones de acción, tanto a nivel colectivo como individual.
Elementos que las constituyen:
¨Una noción conceptual, alguna forma de “información”, un tipo de “conocimiento”.
Generalmente no interesa que este concepto, información o conocimiento sea “verdadero” en el sentido científico. Basta que produzca un “efecto de verdad general” desde el sentido común de la época.
(Por ejemplo, una representación social en boga en el siglo XIX sostenía que “la mujer es un animal de cabellos largos e ideas cortas...”)
¨Esa “información” no es neutra ya que jerarquiza o devalúa de alguna manera al objeto.
¨En consecuencia, emerge una dimensión afectivo-evaluativa hacia el objeto en consideración. Esta orientación puede ser positiva, negativa o ambivalente; por lo cual las representaciones sociales - y éste es un rasgo de la máxima importancia - orientan y dinamizan comportamientos hacia el objeto representado.
El autor dice: “Las representaciones sociales son un recurso de conocimiento común. Su núcleo explicativo, no científico, ayuda a aprehender lo desconocido, lo nuevo, mediante procesos en los que conceptos e imágenes se vuelven concretos, familiares y comprensibles para los grandes grupos. Todo ello de acuerdo con las categorías culturales preexistentes, y con la finalidad de armar un código compartido y un sistema de normas y valores estructurados”
Es en la construcción social de la realidad - o de “universos consensuados” - donde radica la naturaleza genuina de las representaciones sociales. Estas dan a los grupos “herramientas” de desciframiento que tornan lo no familiar en familiar y lo insertan en un universo de conocimientos compartidos por toda la colectividad de pertenencia.
Por lo tanto, las representaciones sociales están implicadas en los procesos de comunicación, en la resistencia al cambio, en las transformaciones sociales y en la conformación de identidades.
La comunicación social - y por lo tanto también la solidaridad y la violencia - se basan en la existencia de representaciones sociales compartidas que permiten establecer significados comunes. Forman el marco de referencia conceptual y operativo tanto para las coincidencias como para las divergencias de criterios. Es importante destacar que generalmente están en relación con el lugar social que el colectivo que la sustenta ocupa en el “espacio social”(3).. Justamente, qué objetos se toman en cuenta, qué representaciones se producen acerca de ellos y en qué comportamientos inciden, es lo que provoca las diferenciaciones entre los grupos.
Cualquier intento de promover un cambio social debe necesariamente tomar en cuenta el flujo de representaciones sociales circulantes que existe previamente y operar sobre ellas.
(Es lo que hacen las campañas de prevención primaria de la salud, la propaganda política, la publicidad, con distintas metas, por supuesto).
Se trata de un fenómeno complejo, implícito, simultáneamente social y subjetivo. Esta complejidad hace difícil encontrar un solo método de investigación adecuado para un acercamiento riguroso al tema. Son captadas a través del análisis de los discursos sociales y del habla cotidiana, de la observación etnográfica de rutinas y programas compartidos, o sea, mediante las estrategias de la investigación cualitativa.
2. Las representaciones sociales son el sustrato, el contenido de la comunicación humana. Trascienden el simple nivel de la opinión o de las actitudes personales. Se trata de SISTEMAS COGNITIVOS que tienen una lógica y formas de expresión particulares; funcionan como “teorías” no científicas que descubren y ordenan la realidad. Son compartidas por una misma comunidad, permiten a los individuos orientarse en su entorno social y material e intentar dominarlo.
Para estudiar las representaciones sociales un método eficaz consiste en el análisis del contenido de las conversaciones comunes de la vida cotidiana que, naturalmente, presentan formas muy variadas. “Conversaciones muy formales, charlas de café, intercambios en un vehículo de transporte, diálogos telefónicos, parloteos en una reunión social...todos, subrayan por su misma diversidad, la importancia que las representaciones compartidas tienen para el contenido y el desarrollo de una conversación”. Asimismo, toda “definición de situación”, tanto formal como informal, pre-establecida o espontánea, se asienta en las “representaciones comunes” que comparten y negocian los actores sociales de la misma. Dada pues, la reconocida importancia que la comunicación cotidiana tiene en la reproducción o en la transformación de las sociedades humanas, los programas de investigación comparada de las representaciones que sustentan la interacción y la comunicación social, adquieren la máxima importancia.
Las representaciones sociales provienen de numerosas fuentes; entre otras:
-Las experiencias compartidas de la vida cotidiana, las costumbres familiares y las tradiciones comunitarias.
-Los intereses de clase social: desde las necesidades de subsistencia en las situaciones desfavorecidas o carenciadas hasta los privilegios de status y los intentos de reproducción social.
-La ciencia, con la creación de nuevos conceptos para describir nuevos fenómenos. Muchas palabras del léxico común, como átomo, molécula, genes, clonación, plusvalía, inflación, trauma, etc., etc. son divulgaciones, concretizaciones u objetivaciones y anclajes (4) de conceptos científicos que se incorporan al pensamiento práctico de la vida cotidiana como “representaciones sociales”.
-Los medios de comunicación son decisivos en la producción y difusión de “representaciones que se socializan” en relación a la moda, a la salud, a la política, a las ciencias, a la educación, a las diferencias de género, a creencias procedentes de otros marcos culturales, y a otros elementos que constituyen el “mundo de la vida”.
-Las culturas, religiones y tradiciones procedentes de otros continentes que, por diversos procesos de mundialización, van impregnando los modos de vida locales.
En 1961, Serge Moscovici , al cabo de una prolongada investigación realizada en Francia, escribió un libro denominado “El psicoanálisis, su imagen y su público”. Su propósito era mostrar cómo una teoría científica que había llegado a su máximo nivel de difusión alrededor de la década del cincuenta tanto en Europa como en América, se había difundido socialmente y a la vez se había transformado durante su difusión y cómo, a medida que entró a formar parte del “sentido común”, la gente había cambiado la visión de sí misma y del mundo. (5 Giddens)
Moscovici eligió el psicoanálisis para hacer su investigación por la importancia que tiene para comprender el comportamiento humano y los términos nuevos que incorporaba al léxico cotidiano. Por su carácter innovador radical, las concepciones de Freud deconstruían lo que hasta ese momento habían sido las nociones del sentido común. Su teoría del inconsciente desmentía la opinión generalizada de que el hombre puede adquirir un perfecto conocimiento de si mismo; además, con su artículo sobre las teorías sexuales infantiles hacía “estallar el mito de la inocencia de la infancia”.
La investigación mencionada fue muy importante en su momento por sus alcances y rigurosidad. “En la primera parte de la misma el autor utilizó cuestionarios especialmente elaborados para evaluar los conocimientos que diversos sectores de la población tenían sobre el psicoanálisis, su autor, sus formas y su utilización. En la segunda parte realizó un análisis de contenido de todos los artículos relacionados en forma directa o indirecta con los mismos aparecidos en 241 periódicos y revistas entre enero de 1952 y julio de 1956. Así fueron localizadas, ordenadas y analizadas las representaciones sociales que circulaban al respecto entre sectores determinados de la población y la prensa en general”...
Se concluye que las representaciones sociales fundadas en las teorías científicas cambian a la sociedad, y ésta, a su vez, simplifica a las teorías al transformarlas en “representaciones sociales”. Denise Jodelet hace referencia a esta investigación de Moscovici y narra las interesantes concretizaciones y anclajes que sufrió el psicoanálisis en este proceso de incorporación a las representaciones sociales o sentido común de una sociedad.
Una vez difundida, la teoría se transforma en una “representación social” autónoma, que puede tener poca o ninguna semejanza con la teoría original. Esto ha sucedido con el pensamiento de grandes pensadores como Darwin, Marx, Einstein y otros que produjeron cambios decisivos en los marcos de su época pero, que simultáneamente, sufrieron la simplificación y banalización de sus ideas a medida que estas se incorporaban al conocimiento común.
3. La nuestra podría llamarse, con justicia, “la era de las representaciones sociales”. Con este término designamos un conjunto de fenómenos que sobrepasan la esfera de las simples opiniones, actitudes o creencias. Son más sociales que los esquemas cognitivos individuales que estudian el cognitivismo y el constructivismo, y menos globales que los grandes mitos culturales estudiados por los antropólogos. Según la concepción actual, las R. S. se sitúan en la intersección entre el individuo y la sociedad: una de sus funciones es establecer relaciones socio-cognitivas. Las representaciones son un conjunto de proposiciones o enunciados que provocan reacciones, evaluaciones sobre puntos particulares, emitidas por el “coro” colectivo, en cualquier lugar o circunstancia, en una conversación casual, en una entrevista, en una rutina, etc. Es un coro colectivo del que, quiérase o no, cada uno de nosotros forma parte. A veces se habla de “opinión pública” pero ése es un concepto demasiado globalizador, casi tanto como la idea de “conjunto de la sociedad”. De hecho, no hay una “opinión pública” que sea unánime y “el conjunto de la sociedad” está acotado en muchas formaciones sociales menores.
Las posiciones, reacciones, evaluaciones, etc. se organizan de modo muy distinto en cada subcultura, clase social, grupos y subgrupos. Se trata de “mundos” de opiniones bien organizados construidos-compartidos-asimilados por grupos de individuos a partir de elementos constitutivos propios de su vida cotidiana.
Las R. S. siempre emergen de entidades (contextos de producción) en circunstancias determinadas. Circulan en los grupos y a menudo se extienden alcanzando gran amplitud (contexto de reconocimiento) operando como formadoras de comportamientos y orientadoras de las comunicaciones.
La función orientadora de las R. S. es distinta a la de la ciencia y de la ideología. La ciencia trata de dominar la naturaleza o de decir “la verdad” sobre ella; la ideología trata de proporcionar un sistema de ideas que legitime las conductas de un grupo o clase social. Para que la ciencia y las ideologías susciten conductas que les sean pertinentes deben ser transformadas en representaciones sociales asimilables por los grandes colectivos sociales. Las campañas de salud y la propaganda política intentan, por ejemplo, hacer ingresar determinadas “teorías científicas”o“determinadas ideologías” al ámbito de las representaciones sociales circulantes.
Esta transformación adaptativa es necesaria porque los razonamientos científicos en la mayoría de los casos no se acomodan a las evidencias perceptuales de la vida cotidiana. La aplicación directa y automática de la ciencia a la vida cotidiana es imposible. de un nivel absolutamente abstracto debe pasarse por sucesivas objetivaciones y anclajes al nivel concreto de los problemas cotidianos.
Las R. S. logran que los descubrimientos y logros científicos arraiguen en la vida cotidiana del común de la gente no sin antes generar conflictos con normas y valores vigentes. Convierten en familiares y domésticos a conceptos y teorías “misteriosos” situándolos en el plano de la comprensión inmediata e integrándolos al léxico de la comunicación común. (Pensemos en términos como “ecosistema”, “agujeros negros en el espacio”, “lavado de cerebro”, y tantos otros que son de procedencia científica).
Existe una interesante relación entre las teorías científicas y las nociones del hombre de la calle. Muchas veces la ciencia encuentra en el sentido común verdaderas posibilidades de investigación, tanto en el sentido de la confirmación como de la refutación o desmitificación.-
4. En la década del setenta, el interés cognitivo por las representaciones sociales- en particular en la Escuela de Psicología Social de Ginebra,- estaba estrechamente relacionado con el estudio de las relaciones entre grupos. El estudio de los “puntos de vista” o percepciones estereotipadas entre distintos grupos, puede ser considerado como un caso particular o prototípico de “representación social”.
Los estereotipos entre grupos reflejan la naturaleza de las relaciones entre ellos, ya que sabemos que las dinámicas representacionales producen formas de comportamiento social. A modo de círculo retroactivo, las representaciones circulantes justifican y anticipan las relaciones que se establecen.
Progresivamente, el concepto de R. S. ha trascendido el ámbito de lo grupal y se aplicó con mayor extensión. En la actualidad es difícil de manejar porque tiene una pluralidad de enfoques y significaciones variadas. Cualquier definición del mismo, para ser adecuada, debe hacer referencia a los múltiples procesos, tanto individuales, como interindividuales, intergrupales y sociológicos que se sostienen o evocan mutuamente y cuyas dinámicas de conjunto conducen a las representaciones sociales.
Las representaciones y las relaciones sociales se forman mutuamente, se explican y articulan en reciprocidad, unas nos llevan a las otras: las representaciones nos llevan a las conductas y, a la inversa, a partir de los comportamientos podemos inferir las representaciones que los sustentan. Para comprender una situación de interacción social debemos ineludiblemente relacionar esos dos niveles, que son el enfoque cognitivo - evaluativo y los modos de relación.
Esta articulación recíproca entre dinámicas representacionales y relacionales constituye el núcleo de la siguiente definición: Las R. S. son principios generadores de tomas de posición vinculados a ubicaciones especificas en el conjunto de las relaciones sociales, que operan como organizadores de los procesos semióticos que intervienen en esas relaciones.
La representación social latente es un disparador de efectos de interacción.
(Por ejemplo, una representación social en boga en el siglo XIX sostenía que “la mujer es un animal de cabellos largos e ideas cortas...”)
¨Esa “información” no es neutra ya que jerarquiza o devalúa de alguna manera al objeto.
¨En consecuencia, emerge una dimensión afectivo-evaluativa hacia el objeto en consideración. Esta orientación puede ser positiva, negativa o ambivalente; por lo cual las representaciones sociales - y éste es un rasgo de la máxima importancia - orientan y dinamizan comportamientos hacia el objeto representado.
El autor dice: “Las representaciones sociales son un recurso de conocimiento común. Su núcleo explicativo, no científico, ayuda a aprehender lo desconocido, lo nuevo, mediante procesos en los que conceptos e imágenes se vuelven concretos, familiares y comprensibles para los grandes grupos. Todo ello de acuerdo con las categorías culturales preexistentes, y con la finalidad de armar un código compartido y un sistema de normas y valores estructurados”
Es en la construcción social de la realidad - o de “universos consensuados” - donde radica la naturaleza genuina de las representaciones sociales. Estas dan a los grupos “herramientas” de desciframiento que tornan lo no familiar en familiar y lo insertan en un universo de conocimientos compartidos por toda la colectividad de pertenencia.
Por lo tanto, las representaciones sociales están implicadas en los procesos de comunicación, en la resistencia al cambio, en las transformaciones sociales y en la conformación de identidades.
La comunicación social - y por lo tanto también la solidaridad y la violencia - se basan en la existencia de representaciones sociales compartidas que permiten establecer significados comunes. Forman el marco de referencia conceptual y operativo tanto para las coincidencias como para las divergencias de criterios. Es importante destacar que generalmente están en relación con el lugar social que el colectivo que la sustenta ocupa en el “espacio social”(3).. Justamente, qué objetos se toman en cuenta, qué representaciones se producen acerca de ellos y en qué comportamientos inciden, es lo que provoca las diferenciaciones entre los grupos.
Cualquier intento de promover un cambio social debe necesariamente tomar en cuenta el flujo de representaciones sociales circulantes que existe previamente y operar sobre ellas.
(Es lo que hacen las campañas de prevención primaria de la salud, la propaganda política, la publicidad, con distintas metas, por supuesto).
Se trata de un fenómeno complejo, implícito, simultáneamente social y subjetivo. Esta complejidad hace difícil encontrar un solo método de investigación adecuado para un acercamiento riguroso al tema. Son captadas a través del análisis de los discursos sociales y del habla cotidiana, de la observación etnográfica de rutinas y programas compartidos, o sea, mediante las estrategias de la investigación cualitativa.
2. Las representaciones sociales son el sustrato, el contenido de la comunicación humana. Trascienden el simple nivel de la opinión o de las actitudes personales. Se trata de SISTEMAS COGNITIVOS que tienen una lógica y formas de expresión particulares; funcionan como “teorías” no científicas que descubren y ordenan la realidad. Son compartidas por una misma comunidad, permiten a los individuos orientarse en su entorno social y material e intentar dominarlo.
Para estudiar las representaciones sociales un método eficaz consiste en el análisis del contenido de las conversaciones comunes de la vida cotidiana que, naturalmente, presentan formas muy variadas. “Conversaciones muy formales, charlas de café, intercambios en un vehículo de transporte, diálogos telefónicos, parloteos en una reunión social...todos, subrayan por su misma diversidad, la importancia que las representaciones compartidas tienen para el contenido y el desarrollo de una conversación”. Asimismo, toda “definición de situación”, tanto formal como informal, pre-establecida o espontánea, se asienta en las “representaciones comunes” que comparten y negocian los actores sociales de la misma. Dada pues, la reconocida importancia que la comunicación cotidiana tiene en la reproducción o en la transformación de las sociedades humanas, los programas de investigación comparada de las representaciones que sustentan la interacción y la comunicación social, adquieren la máxima importancia.
Las representaciones sociales provienen de numerosas fuentes; entre otras:
-Las experiencias compartidas de la vida cotidiana, las costumbres familiares y las tradiciones comunitarias.
-Los intereses de clase social: desde las necesidades de subsistencia en las situaciones desfavorecidas o carenciadas hasta los privilegios de status y los intentos de reproducción social.
-La ciencia, con la creación de nuevos conceptos para describir nuevos fenómenos. Muchas palabras del léxico común, como átomo, molécula, genes, clonación, plusvalía, inflación, trauma, etc., etc. son divulgaciones, concretizaciones u objetivaciones y anclajes (4) de conceptos científicos que se incorporan al pensamiento práctico de la vida cotidiana como “representaciones sociales”.
-Los medios de comunicación son decisivos en la producción y difusión de “representaciones que se socializan” en relación a la moda, a la salud, a la política, a las ciencias, a la educación, a las diferencias de género, a creencias procedentes de otros marcos culturales, y a otros elementos que constituyen el “mundo de la vida”.
-Las culturas, religiones y tradiciones procedentes de otros continentes que, por diversos procesos de mundialización, van impregnando los modos de vida locales.
En 1961, Serge Moscovici , al cabo de una prolongada investigación realizada en Francia, escribió un libro denominado “El psicoanálisis, su imagen y su público”. Su propósito era mostrar cómo una teoría científica que había llegado a su máximo nivel de difusión alrededor de la década del cincuenta tanto en Europa como en América, se había difundido socialmente y a la vez se había transformado durante su difusión y cómo, a medida que entró a formar parte del “sentido común”, la gente había cambiado la visión de sí misma y del mundo. (5 Giddens)
Moscovici eligió el psicoanálisis para hacer su investigación por la importancia que tiene para comprender el comportamiento humano y los términos nuevos que incorporaba al léxico cotidiano. Por su carácter innovador radical, las concepciones de Freud deconstruían lo que hasta ese momento habían sido las nociones del sentido común. Su teoría del inconsciente desmentía la opinión generalizada de que el hombre puede adquirir un perfecto conocimiento de si mismo; además, con su artículo sobre las teorías sexuales infantiles hacía “estallar el mito de la inocencia de la infancia”.
La investigación mencionada fue muy importante en su momento por sus alcances y rigurosidad. “En la primera parte de la misma el autor utilizó cuestionarios especialmente elaborados para evaluar los conocimientos que diversos sectores de la población tenían sobre el psicoanálisis, su autor, sus formas y su utilización. En la segunda parte realizó un análisis de contenido de todos los artículos relacionados en forma directa o indirecta con los mismos aparecidos en 241 periódicos y revistas entre enero de 1952 y julio de 1956. Así fueron localizadas, ordenadas y analizadas las representaciones sociales que circulaban al respecto entre sectores determinados de la población y la prensa en general”...
Se concluye que las representaciones sociales fundadas en las teorías científicas cambian a la sociedad, y ésta, a su vez, simplifica a las teorías al transformarlas en “representaciones sociales”. Denise Jodelet hace referencia a esta investigación de Moscovici y narra las interesantes concretizaciones y anclajes que sufrió el psicoanálisis en este proceso de incorporación a las representaciones sociales o sentido común de una sociedad.
Una vez difundida, la teoría se transforma en una “representación social” autónoma, que puede tener poca o ninguna semejanza con la teoría original. Esto ha sucedido con el pensamiento de grandes pensadores como Darwin, Marx, Einstein y otros que produjeron cambios decisivos en los marcos de su época pero, que simultáneamente, sufrieron la simplificación y banalización de sus ideas a medida que estas se incorporaban al conocimiento común.
3. La nuestra podría llamarse, con justicia, “la era de las representaciones sociales”. Con este término designamos un conjunto de fenómenos que sobrepasan la esfera de las simples opiniones, actitudes o creencias. Son más sociales que los esquemas cognitivos individuales que estudian el cognitivismo y el constructivismo, y menos globales que los grandes mitos culturales estudiados por los antropólogos. Según la concepción actual, las R. S. se sitúan en la intersección entre el individuo y la sociedad: una de sus funciones es establecer relaciones socio-cognitivas. Las representaciones son un conjunto de proposiciones o enunciados que provocan reacciones, evaluaciones sobre puntos particulares, emitidas por el “coro” colectivo, en cualquier lugar o circunstancia, en una conversación casual, en una entrevista, en una rutina, etc. Es un coro colectivo del que, quiérase o no, cada uno de nosotros forma parte. A veces se habla de “opinión pública” pero ése es un concepto demasiado globalizador, casi tanto como la idea de “conjunto de la sociedad”. De hecho, no hay una “opinión pública” que sea unánime y “el conjunto de la sociedad” está acotado en muchas formaciones sociales menores.
Las posiciones, reacciones, evaluaciones, etc. se organizan de modo muy distinto en cada subcultura, clase social, grupos y subgrupos. Se trata de “mundos” de opiniones bien organizados construidos-compartidos-asimilados por grupos de individuos a partir de elementos constitutivos propios de su vida cotidiana.
Las R. S. siempre emergen de entidades (contextos de producción) en circunstancias determinadas. Circulan en los grupos y a menudo se extienden alcanzando gran amplitud (contexto de reconocimiento) operando como formadoras de comportamientos y orientadoras de las comunicaciones.
La función orientadora de las R. S. es distinta a la de la ciencia y de la ideología. La ciencia trata de dominar la naturaleza o de decir “la verdad” sobre ella; la ideología trata de proporcionar un sistema de ideas que legitime las conductas de un grupo o clase social. Para que la ciencia y las ideologías susciten conductas que les sean pertinentes deben ser transformadas en representaciones sociales asimilables por los grandes colectivos sociales. Las campañas de salud y la propaganda política intentan, por ejemplo, hacer ingresar determinadas “teorías científicas”o“determinadas ideologías” al ámbito de las representaciones sociales circulantes.
Esta transformación adaptativa es necesaria porque los razonamientos científicos en la mayoría de los casos no se acomodan a las evidencias perceptuales de la vida cotidiana. La aplicación directa y automática de la ciencia a la vida cotidiana es imposible. de un nivel absolutamente abstracto debe pasarse por sucesivas objetivaciones y anclajes al nivel concreto de los problemas cotidianos.
Las R. S. logran que los descubrimientos y logros científicos arraiguen en la vida cotidiana del común de la gente no sin antes generar conflictos con normas y valores vigentes. Convierten en familiares y domésticos a conceptos y teorías “misteriosos” situándolos en el plano de la comprensión inmediata e integrándolos al léxico de la comunicación común. (Pensemos en términos como “ecosistema”, “agujeros negros en el espacio”, “lavado de cerebro”, y tantos otros que son de procedencia científica).
Existe una interesante relación entre las teorías científicas y las nociones del hombre de la calle. Muchas veces la ciencia encuentra en el sentido común verdaderas posibilidades de investigación, tanto en el sentido de la confirmación como de la refutación o desmitificación.-
4. En la década del setenta, el interés cognitivo por las representaciones sociales- en particular en la Escuela de Psicología Social de Ginebra,- estaba estrechamente relacionado con el estudio de las relaciones entre grupos. El estudio de los “puntos de vista” o percepciones estereotipadas entre distintos grupos, puede ser considerado como un caso particular o prototípico de “representación social”.
Los estereotipos entre grupos reflejan la naturaleza de las relaciones entre ellos, ya que sabemos que las dinámicas representacionales producen formas de comportamiento social. A modo de círculo retroactivo, las representaciones circulantes justifican y anticipan las relaciones que se establecen.
Progresivamente, el concepto de R. S. ha trascendido el ámbito de lo grupal y se aplicó con mayor extensión. En la actualidad es difícil de manejar porque tiene una pluralidad de enfoques y significaciones variadas. Cualquier definición del mismo, para ser adecuada, debe hacer referencia a los múltiples procesos, tanto individuales, como interindividuales, intergrupales y sociológicos que se sostienen o evocan mutuamente y cuyas dinámicas de conjunto conducen a las representaciones sociales.
Las representaciones y las relaciones sociales se forman mutuamente, se explican y articulan en reciprocidad, unas nos llevan a las otras: las representaciones nos llevan a las conductas y, a la inversa, a partir de los comportamientos podemos inferir las representaciones que los sustentan. Para comprender una situación de interacción social debemos ineludiblemente relacionar esos dos niveles, que son el enfoque cognitivo - evaluativo y los modos de relación.
Esta articulación recíproca entre dinámicas representacionales y relacionales constituye el núcleo de la siguiente definición: Las R. S. son principios generadores de tomas de posición vinculados a ubicaciones especificas en el conjunto de las relaciones sociales, que operan como organizadores de los procesos semióticos que intervienen en esas relaciones.
La representación social latente es un disparador de efectos de interacción.
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